Mar 13 Mi segundo desvarío… tendríamos que ser siempre inocentes y santos…
jjprieto | 13 marzoel 28 de diciembre de 2.009 el destino me puso una broma de mal gusto en el camino… una ecografía detectaba en mi vejiga un tumor de 2 cm., de diámetro… me operaron con celeridad y esperamos el resultado con incertidumbre pues la cosa según el cirujano no pintaba bien… no fue así, el tumor era benigno y aquí estoy dando la lata al personal… mi mujer superaba al tiempo un cáncer de mama… resultado: nos cambió la vida y lo que veíamos y esperábamos de ella, y yo alcancé mi primera madurez, pues había que ponerse las pilas…
el 28 de diciembre de 2.016 una jueza dictó sentencia en mi contra porque había publicado que había salido de mi zona de confort y quería cumplir mi sueño: ser escritor… y con esta decisión una parte de las ilusiones por poder realizar ha tenido que ser aplazada, como la productora audiovisual para mi hija y así poder realizar y editar nuestros propios books trailers y otras grabaciones en video de todo nuestro trabajo… parece ser que tenía que haber dicho lo contrario, tenía que haber insultado a mi anterior jefe, tenía que haber mentido y enfangarlo todo, en vez de hacer lo que hice: ser un caballero y ya que no me daba ninguna oportunidad de continuidad, traspasar las operaciones y clientes al compañero que quedaba en mi puesto, quedar unos días más hasta rematar el mismo y hablar a los clientes de “puta madre” de la empresa de la que me iba… y esto, ser buena gente y hacer lo que es en conciencia, parece ser que está reñido con defender tus derechos… solución: reconocer que la justicia y la verdad no van de la mano, saber que aún así y a pesar del monumental cabreo, no pienso cambiar y seguiré siendo buena persona y darle las gracias a la jueza y a mi exjefe, pues a fin de cuentas estoy metido por su culpa en una locura maravillosa, pero locura… y que por culpa de esta injusta sentencia, que es lo que pienso, y por lo tanto lo digo, en contra de lo que pensaba me han hecho apuntalar más mi proyecto editorial…
así que por mí tendríamos que ser siempre inocentes y santos…
en plena fase creativa con mi segunda novela que creo que pronto, muy pronto, verá la luz…
hace ya un año que abandoné mi zona de confort, y aunque un tanto obligada, lo estaba deseando y por tanto disfruté al salirme de ella… empecé con el pensamiento de que con eso llegaba y que rápido me pondría al carro de esto de escribir y editar y distribuir y que en unos meses todo estaría listo… y el tiempo se me echó encima, las circunstancias se retorcían y yo me agobiaba… y no avanzaba… y me perdía en proyectos que no tenían cabida en mí y en cantos de sirena que nunca llegarían ni siquiera a opereta…
hace no muchos días, aunque el germen se iniciara hace un par de meses, decidí bajar la pelota y analizar todo lo que tenía a mi alrededor y el entorno de los míos y afines… y descubrí, una vez más, que el problema era yo… que solo necesitaba frenar, meditar de verdad, buscar algo de tranquilidad y trabajar…
y lo conseguí… solo necesitaba paz exterior y sobre todo interior… la que me acompaña ahora mientras resuelvo este mi segundo desvarío… el que espero que entiendas…
y ahora, que me siento como alguno de mis personajes de mi nueva novela, repleto de fuerza en mi alma o como se quiera llamar, sé que nunca podré olvidar a todos los que han participado de mi camino y me han enseñado su dirección… algunos ya se han bajado en otra parada, otros siguen ahí acompañándome en este viaje mágico y otros están por aparecer y los espero con ansías… solo unos que al estilo de don Quijote, de cuyo nombre no me quiero ni acordar… pues solo quiero buena gente y no traidores… ya no volverán a pertenecer a mi sueño y ellos saben quiénes son…
por ello me reitero, tendríamos que ser siempre inocentes y santos… igual que el protagonista de mi próxima entrega… ¿impaciente?… ya queda poco… y como en las telenovelas de los años ochenta: continuará…
si has llegado hasta aquí, que sepas que yo ya pedí cita para esta tarde al psiquiatra, a ver si consigo curarlo, pues parece ser que me lee con mucha atención, y eso que pensaba que el único que desvariaba era yo.